No. No voy a dejar de mirar tus ojos si esto es lo último que nos queda. Voy a descascarar la pared con las uñas hasta encontrarte tras la capa de pintura con la que quieren borronearte.
Se creen diseñadores de la vida ajena. Ellos no entienden, no quieren entender. Es gracioso: tan armados como están, tan poderosos que se sienten, piensan que, cosiéndoles telas al alma, las van a desaparecer.
Voy a reconstruir tu foto en el lugar que pertenece, en ese álbum grande que llamaron Historia, en el capítulo último y prohibido que titularon Mujeres.
Te borran para ocultarte, pero lo invisible sí existe, yo lo he visto. Solo lo que no se recuerda deja de existir, y yo te recuerdo todos los días, aunque estés envuelta en esa niebla negra que no me deja mirarte.
No las silencien, y si ya no pueden hablar, nosotras vamos a gritar por ellas. No podemos vivir su vida, pero no dejaremos que mueran. No las olviden, que la pintura sea la decoración de la cobardía, no una sentencia.
Ella
Ella
Tú
Ella
Ella
Todas
con los ojos bien abiertos: valientes, siempre valientes. No maniquíes. Por ella, por ti, por las que ya no están pero son. Por todas.
No. No dejes de mirarme a los ojos, si esto es lo último que nos queda.
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